Psicología Infantil

Cuando decidimos ser padres, nos enfrentamos a una de las experiencias más importantes de nuestra vida. Pero junto con ella viene infinidad de inseguridad, frustraciones, dudas, que van surgiendo en el camino que recorremos junto a ellos. Cuantas veces no habremos deseado que al nacer viniesen con un libro de instrucciones que nos ayudasen a interpretar sus necesidades y así poder acompañarlos en su desarrollo físico, emocional y psicológico. Cuando nuestros hijos presentan cualquier dolencia física, no dudamos ni un instante en acudir a su pediatra para que nos ayude a solucionar ese malestar. Sin embargo, nos surgen muchas dudas cuando la dolencia es emocional o psicológica. En ese momento no tenemos claro si necesitamos la ayuda de un psicólogo.

Cada niño es único, tiene su personalidad, sus emociones, sus gustos y aficiones, en definitiva, su modo particular de relacionarse con el mundo, y los padres sois las personas que más los conocéis. 
 
Las etapas de desarrollo de los niños son complejas, según en la etapa que se encuentre, la manera de expresar sus emociones y si tienen algún malestar serán distinta, por lo que es importante que los padres estemos atentos a determinadas señales que nos indicaría que necesitaríamos pautas para afrontar esa etapa.

Señales que nos indicaría que tenemos que acudir a un psicólogo infantil:

- Si vemos a nuestro hijo triste, nervioso, apático o con conductas disruptivas que le están presentando dificultades en los momentos de ocio, familia o colegio.
- Ante un cambio importante en sus emociones o comportamientos, por ejemplo: lo notamos angustiado, irritable, inquieto, triste… Y nos es difícil determinar la causa de ese cambio.
- Dificultades a la hora de adaptarse a una situación nueva, cambio de etapa en el colegio o incluso cambio de profesor o grupo de amigos. Puede ser la llegada de un hermano, separación de los padres o fallecimiento de un familiar. Cualquier cambio en la vida de un niño, al cual le esté costando adaptarse.
- Que baje el rendimiento escolar, que lo notemos más disperso en la realización de actividades o de responsabilidades en casa.
- Cambios en sueño o en la alimentación de nuestros hijos.
- Dificultad para tolerar la frustración, como puede ser perder en un juego o apagar tv o consola cuando nos lo pide los papás.

Estas señales son algunas de las que nos indicaría que deberíamos acudir a un psicólogo infantil que nos ayude a afrontar dicha situación.
Espero que este artículo os ayude en ese camino tan importante que es la paternidad. Si os habéis visto reflejados en alguna de las señales anteriormente mencionadas podéis llamarnos y lo hablamos.

Susana Tarí. Psicóloga infantil
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